Parece que Dios no es muy eficiente. Él siembra maná y codornices como "la lluvia" (Ex 16:4; Sal 78:27). Aterrizan en todas partes, por todo el campamento, en el desierto, tanto sobre el humilde como sobre el gruñón (Ex 16:13). Él siembra la palabra como "la lluvia" (Cfr. Is 55:10-11). La semilla cae por todas partes, incluso en veredas, rocas y entre espinos donde parece que no puede crecer (Mt 13:4-7). El Señor envía incluso la lluvia para nutrir el suelo en todas partes, sin importar si son justos o injustos (Mt 5:45).

Alaba a Dios que él envía su palabra por todas partes —a los analfabetos, marginados, gruñones, delincuentes, pecadores, a quienes lo odian y los que tienen hambre de su palabra. "Aprende la lección de la forma" en que Dios siembra su palabra y su gracia (Mt 6:28). Ten actitud de un agente de Dios, conviértete en una de sus 'nubes'. Haz que llueva en todas partes. Asimismo, siembra la Palabra de Dios dondequiera que estés. No te preocupes de desgastarte en tu esfuerzo, ni de conservar tus energías o de ser eficiente con tu evangelización. Haz lo sencillo. Sólo piensa en la lluvia de Dios, cree en el Reino de Dios y derrama su palabra por doquier.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de marzo de 2013

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