la casa del hijo resucitado
"Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo" (Efesios 2:20).
Al momento de escribir esta reflexión, la Iglesia Católica está siendo difamada en muchos ámbitos. Nuestros líderes son despreciados en los medios de comunicación y martillados por el público en general. La discordia dentro de la Iglesia también afecta a nuestros líderes. Los fracasos de los líderes de la Iglesia se pregonan en cada foro público, mientras que sus actos virtuosos reciben poca atención.
Esto no es muy diferente de la época de Jesús. Los apóstoles eran "personas poco instruidas y sin cultura" (Hch 4:13). Ellos eran "un espectáculo para el mundo", "necios a causa de Cristo", "somos despreciados, maltratados y vivimos errantes" (1 Co 4:09, 10, 13). A lo largo de la historia, los líderes de la Iglesia han tenido sus fallas. Muchos apologistas señalan que el hecho de que la Iglesia Católica sigue existiendo es la prueba de que Dios guía a la Iglesia, porque ninguna institución con nuestros defectos y debilidades podría haber soportado si Dios no la apoyara (Hch 5:38-39).
Por lo tanto, alégrense que ustedes, piedras vivas por Jesús (1 Pe 2:5), están llamados a ser "instalados" en la Iglesia (Ef 2:21). Alégrense de estar descansando sobre los hombros de los apóstoles y los obispos, los sucesores de los Apóstoles. Hay muchos grandes líderes en la Iglesia. Por otra parte, cuando un líder falla y deja un agujero en la estructura sobre la que estamos hechos, no vamos a desmoronarnos, porque estamos hechos en la Iglesia "en" Jesús (Ef 2:22).
Jesús ha preparado un lugar para ustedes en su Iglesia (ver Jn 14:2). "Vayan al templo" (Hch 5:20).
Oración: Padre, te ruego "en primer lugar" por "los que tienen autoridad" en la Iglesia (1 Tim 2,1-2). Qué me pueda someter fielmente a ellos para que puedan "cumplir su deber con alegría y no penosamente" (Heb 13:17).
Promesa: "Ustedes son conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios" (Ef 2:19).
Alabanza: Los santos Simón y Judas se sometieron a su Señor y se les dio autoridad sobre las naciones y los demonios.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de junio de 2014
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