senor, ten piedad
"Entonces la palabra del Señor llegó a Elías, el tisbita, en estos términos, '¿Has visto cómo Ajab se ha humillado delante de mí?'" (1 Reyes 21:28-29).
El Señor es tan misericordioso que, cuando apenas comenzamos a arrepentirnos, derrama su amor misericordioso. Ajab era un hombre malvado (1 Re 21:25); había asesinado a Nabot sólo por un jardín. Sin embargo, cuando Elías predijo la perdición de Ajab y su familia, Ajab "rasgó sus vestiduras, se puso un sayal sobre su carne, y ayunó. Se acostaba con el sayal y andaba taciturno" (1 Re 21:27). El Señor estaba satisfecho con el ayuno y la humildad de Ajab. Prometió: "Como Ajab se ha humillado delante de mí, no atraeré la desgracia mientras él viva" (1 Re 21:29).
Cuando uno de los criminales crucificados junto a Jesús dejó de blasfemar contra el Señor y le pidió a Jesús que lo recordara, Jesús con su último aliento le prometió que estaría con Él en el paraíso ese mismo día (Lc 23:43).
Jesús murió para satisfacer las demandas de la justicia. Ahora sólo quiere extendernos misericordia. Deja que el Señor te de lo que no podrás ganar o merecer: perdón, amor y misericordia.
Oración: Jesús, que yo no malgaste tu muerte en la cruz por mí (ver Gal 2:21).
Promesa: "Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque Él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos" (Mt 5:44-45).
Alabanza: Alicia tuvo un aborto. Ella se arrepintió y volvió a Jesús. Ahora está felizmente casada y tiene seis hijos.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de abril de 2014
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