los llamados
"Carta de Pablo, servidor de Jesucristo, llamado el Apóstol, y elegido para anunciar la Buena Noticia de Dios" (Romanos 1:1).
Pablo, "llamado a ser apóstol," escribió a los que habían "sido llamados por Jesucristo" (Rom 1:6), y que habían sido "llamados a ser santos" llenos de "la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y el Señor Jesucristo" (Rom 1:7). La palabra griega del Nuevo Testamento para "iglesia" es "ekklesia," que literalmente significa "llamados." Consecuentemente, nosotros, como miembros de la Iglesia de Cristo, debemos vivir "de una manera digna" de nuestro llamado (Ef 4:1), en la "esperanza a la que ustedes han sido llamados" (Ef 4:4).
El Señor llama nuestros nombres (Is 43:1) y el sentido de la vida es responder a la llamada. Él nos llama a negarnos a nosotros mismos, tomar la cruz cada día y ser sus discípulos (Lc 9:23), quienes, a su vez, hacen discípulos de todas las naciones (Mt 28:19). Él nos llama a ser los niños que aman y honran a sus padres, a ser hermanos y hermanas en Cristo, a ser célibes para Su reino (Mt 19:12), a ser casados y laicos abiertos a la vida, dejando que nuestra luz brille en la sociedad secular (Mt 5:14ss), etc. El Señor nos llama de muchas maneras. Él nos llama a una vida de comunión y de amor. Finalmente, Él nos llama, a través de nuestras muertes o Su llegada final, a la casa a nuestro Padre en el cielo. Él nos llama a la vida eterna y al amor.
Somos los llamados. Ésta es nuestra identidad y el sentido de nuestras vidas. Vive una vida digna de tu vocación (Ef 4:1).
Oración: Padre, gracias por llamarme fuera de este mundo, y acogerme en Tu casa contigo en el cielo.
Promesa: "Por él hemos recibido la gracia y la misión apostólica, a fin de conducir a la obediencia de la fe, para la gloria de su Nombre, a todos los pueblos paganos" (Rom 1:5).
Alabanza: Una persona se motivó a regresar a la Iglesia al ver a Roberto haciendo la señal de la cruz en un restaurante.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 15 de junio de 2015.
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