purificados
"Todo será puro" (Lucas 11:41).
Un fariseo en cuya casa estuvo cenando Jesús se sorprendió de que Jesús no se lavara las manos como parte de su oración antes de comer. Jesús cambió el tema de la limpieza de manos por el de la limpieza del alma, diciendo: "¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia" (Lc 11:39).
En una ocasión unas varias personas hablaban a Jesús acerca de las últimas noticias. Pilato había matado a varios galileos y dieciocho personas murieron al desplomarse una torre en Siloé (Lc 13:4). Jesús también desvió la conversación a su tema predilecto: el arrepentimiento del pecado. Nos advirtió de que todos llegaremos a un fin trágico si no nos arrepentimos (Lc 13:5).
En otra ocasión, Jesús estaba en una sala muy concurrida. Algunos hicieron descender a un paralítico en una camilla desde el techo (Lc 5:19). Aun en estas circunstancias, Jesús se preocupó con el perdón de pecados y dijo al paralítico: "Hombre, tus pecados te son perdonados" (Lc 5:20).
Pareciera que apenas Jesús empieza a hablar y ya nos está llamando al arrepentimiento. Así pues, si tú hubieses muerto en la cruz habiendo derramado tu sangre para el perdón de pecados, harías lo mismo. Los cristianos también debemos preocuparnos con el perdón del pecado, porque seguimos a Jesús.
Oración: ¡Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros!
Promesa: "Yo no me avergüenzo del Evangelio, porque es el poder de Dios para la salvación de todos los que creen" (Rom 1:16).
Alabanza: Margarita abogó por clemencia para el asesino de su hijo.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 15 de junio de 2015.
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