muéstrame el fruto
"Todos le tenían desconfianza porque no creían que también él fuera un verdadero discípulo" (Hechos 9:26).
Pablo había sido un notable pecador. Por la gracia de Dios, él se convirtió al cristianismo. Muchos en la comunidad de Jerusalén no podían creer que la conversión de Pablo fuera sincera. "Todos le tenían desconfianza porque no creían que también fuera un verdadero discípulo" (Hch 9:26). Lamentablemente, la fama de Pablo era de ser un perseguidor de la Iglesia. Comprensiblemente, los cristianos no se fiaban y pensaban que él fingía ser cristiano para así poder arrestarlos más adelante (ver Hch 26:10).
Las escrituras advierten de que hemos de ser cautos a la hora de acoger nuevos creyentes con demasiada facilidad basándonos sólo en su palabra. Cuando la nueva generación de israelitas prometieron servir al Señor, Josué quería una garantía adicional de que estaban dispuestos a comprometerse con el Señor (Jos 24:19ss). Juan el Bautista no creía en los saduceos y los fariseos cuando se presentaban para ser bautizados. Él los retó para que "dieran alguna evidencia" que se refiriera a la reforma (Mt 3:8). Igualmente, Pablo aconseja que la Iglesia no ascienda a nadie a un cargo superior si es un nuevo converso reciente, "no debe ser un hombre recientemente convertido" (1 Tim 3:6).
¿Eres un nuevo discípulo de Jesús? Si te enfrentas a una situación de no ser aceptado de buen gusto por la comunidad, sigue el consejo de Jesús: humíllate ante Dios y concéntrate en dar fruto (Jn 15:16). Acepta tu cruz como una poda del Padre, tu amoroso viticultor, quien siempre hace lo mejor para ti (Jn 15:1-2). Da frutos de "amor, alegría, paz, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia" (Gal 5:22-23) y "buenas obras" (Ef 2:10). "Da… evidencia" de tu creencia en Jesús (Mt 3:8). Glorifica a Dios dando mucho fruto y siendo su discípulo fiel (Jn 15:8). "Para que les sirva de testimonio" (Mt 8:4).
Oración: Padre, pódame de la manera que tú escojas. Soy todo tuyo.
Promesa: "Cumpliré mis votos" (Sal 22:26).
Alabanza: Alaba a Jesús, Quién continúa conduciéndonos a su Reino.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de abril de 2015
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