"busquen y encontrarán" (mt 7:7)
"Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?" (Juan 14:22).
Jesús había dicho a sus discípulos que el mundo no aceptaría su revelación (Jn 14:17), pero a sus discípulos les dará a conocer su revelación (Jn 14:21). Su discípulo Judas le preguntó a Jesús por qué Él se revelaría a sus discípulos y no al mundo (Jn 14:22). Ésta es una pregunta interesante que se plantea a lo largo de toda la Sagrada Escritura.
Jesús se revela a sí mismo al mundo, pero éste no le escucha completamente. Muchos oyen a Jesús pero no le escuchan ni le prestan atención. Tienen ojos para ver pero no miran (Mt 13:14-15). Aquellos que han recibido la revelación de Jesús están abiertos a seguir recibiendo más, mientras que los que se han cerrado a lo que Jesús ha estado tratando de revelar perderán incluso lo poco que conocían (Mt 13:12).
La primera lectura de hoy muestra un ejemplo de este principio. El Espíritu Santo, hablando por medio de san Pablo, intenta revelar a Jesús a la gente de Listra (Hch 14:9ss). Pese a la revelación de Dios, la gente del pueblo no lo escucha. Listra rechaza el mensaje y al mensajero, apedrea a Pablo y lo deja casi muerto (Hch 14:19). La gente de otras ciudades sí escuchan a san Pablo y reciben la revelación de Jesús (Hch 14:20-26).
Dios se revelará a nosotros, incluso si estamos equivocados (ver Hch 14:15) con tal de que lo busquemos con un espíritu de apertura. Incluso, Jesús mismo se reveló a Poncio Pilatos (Jn 18:36ss), quien, al menos, parecía estar escuchándolo parcialmente. Sin embargo, si estamos cerrados a Jesús y no le estamos buscando, como sucedió con el Rey Herodes (Lc 23:9), Jesús puede no tener nada que revelarnos porque estamos cerrados a su revelación. Escucha a Jesús (Lc 10:39).
Oración: Jesús, que pueda ser buena tierra y "escuchar la Palabra con un corazón bien dispuesto" (Lc 8:15).
Promesa: "El Espíritu Santo...les enseñará todo" (Jn 14:26).
Alabanza: Por medio del ayuno, Linda pudo "escuchar" al Señor por primera vez después de haber vivido años y años atolondrada.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de abril de 2015
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