la guerra mundial
"Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí" (Juan 15:18).
Los cristianos siguen sorprendiéndose de que el mundo les odia. Tal vez somos ingenuos al pensar que el mundo ha cambiado desde que rechazo y crucifico a Jesús. Es posible que no nos atrevamos a compararnos con Jesús; no obstante, hemos sido cambiados fundamentalmente por el Bautismo en Cristo (ver Rom 6:3). Tenemos una nueva naturaleza. Como nuevas criaturas (ver Gal 6:15), Cristo nos ha elegido y nos sacó del mundo (Jn 15:19). Cuando damos testimonio de este bautismo, el mundo reconoce que ya no le pertenecemos Por eso, nos odia, nos persigue e intenta matarnos (Jn 15:19-20, 16:2).
Este reto de vivir como cristianos en un mundo que nos odia trae consigo grandes sufrimientos. El Señor nos alivia mediante su gracia y nos regala la santidad para tolerar este dolor. Entonces no somos solamente una posible amenaza para mundo sino que somos una amenaza verdadera para volverlo al revés (ver Hch 17:6). Entonces el mundo se siente obligado a perseguirnos inmediata y vehementemente.
Vive tu Bautismo. Sé una amenaza para el mundo. Acepta que el odio y la persecución del mundo como el precio de ser santo. Sé como Jesús.
Oración: Padre, hazme digno "de padecer por el nombre de Jesús" (Hch 5:41).
Promesa: "Así, las Iglesias se consolidaban en la fe, y su número crecía día tras día" (Hch 16:5).
Alabanza: Diego vivía sólo para el placer hasta que encontró a Jesús. Su Misa y tiempo de oración diarios le dan ahora más felicidad de lo que nunca tuvo antes (ver Sal 4:8).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de abril de 2015
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