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Domingo, 30 de octubre de 2016

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31er domingo de T. Ordinario


Sabiduría 11:22─12:2
2 Tesalonicenses 1:11─2:2
Salmos 145:1-2, 8-11, 13-14
Lucas 19:1-10

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Reflexiones Similares

elregreso de un pueblo penitente

"Hoy ha llegado la salvación a esta casa" (Lucas 19:9).

Después que la salvación llegó a su casa, Zaqueo declaró inmediatamente su intención de reparar el daño hecho por él a través de sus pecados. Tradicionalmente a esto se le llama "hacer penitencia". Zaqueo le dijo Señor: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más" (Lc 19:8). Del mismo modo, si en verdad nos hemos arrepentido de nuestros pecados, queremos hacer penitencia y reparar de alguna manera el daño causado por nuestros pecados.

Porque el pecado es un mal tan perverso, su daño es muy extenso. Zaqueo se dio cuenta de esto. Así que empezó a hacer una reparación parcial dándoles la mitad de sus bienes a los pobres. Como Zaqueo era un recaudador de impuestos y recaudar impuestos era un negocio lucrativo, la mitad de los activos de Zaqueo probablemente podrían ser de al menos el equivalente a varios cientos de miles de dólares. Esto demuestra la magnitud de la necesidad de reparar y hacer penitencia.

Las indulgencias dadas por la Iglesia también implican que las víctimas del pecado están gravemente dañadas. La indulgencia es la aplicación de la Iglesia de los méritos de Cristo y la participación de la Iglesia en esos méritos en la reparación debida al pecado. Si no es que la reparación fue extensa, ¿por qué necesitamos ayuda de tal magnitud?

El Purgatorio es en parte para la reparación de los daños del pecado. De nuevo, esto implica que la justicia y el amor requieren reparación por nuestros pecados, y que esta reparación es muy extensiva.

Zaqueo es un patrón de reparación y penitencia. Sigamos su ejemplo y volvamos a ser un pueblo penitente.

Oración:  Padre, mediante los sacrificios de la limosna, la oración y el ayuno, haz que mi vida sea cada vez más penitencial.

Promesa:  "Tú te compadeces de todos, porque todo lo puedes, y apartas los ojos de los pecados de los hombres para que ellos se conviertan" (Sab 11:23).

Alabanza:  ¡La gloria, el poder, y la fuerza para el Cordero de Dios!

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 28 de junio de 2016.

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