discipulado bendecido
"Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican" (Lucas 11:28).
María profetizó que todas las generaciones la llamarían dichosa (Lc 1:48). Esta profecía se cumplió cuando una mujer elevó la voz a Jesús y le dijo: "¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!" (Lc 11:27) Jesús respondió que María y cada uno de nosotros somos bendecidos al ser discípulos de Jesús, es decir, "los que escuchan la Palabra de Dios y la practican" (Lc 11:28).
Ser un discípulo de Jesús significa ser bendecido como María lo fue y decir junto a ella: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho" (Lc 1:38). Ser un discípulo de Jesús significa tener el privilegio y la bendición de negarnos a nosotros mismos y cargar nuestras cruces diariamente (Lc 9:23). Ser un discípulo de Jesús significa ser una bendición en todos los pueblos de la tierra (ver Gn 12:2-3) haciendo discípulos en todos los pueblos de la tierra (Mt 28:19).
Jesús dijo a sus discípulos: "Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen" (Mt 13:16). Todas las generaciones venideras llamarán a María y a los otros discípulos de Jesús dichosos. ¡Bendito eres tú!
Oración: Padre, bendícenos a nosotros, tus discípulos, y estos tus dones.
Promesa: "Todos ustedes, que fueron bautizados en Cristo, han sido revestidos de Cristo" (Gal 3:27).
Alabanza: Marta le pidió a su empleador que le permitiera decir "¡Dios te bendiga!" a los clientes y se alegró de haber recibido el consentimiento.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 28 de junio de 2016.
El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.