perdido y hallado
"Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse" (Lucas 15:7).
San Pablo pensó en sí mismo como un excelente judío, él podía seguir las reglas, la Ley, mejor que los demás. Pablo dijo: "Si alguno piensa que tiene derecho a poner su confianza en evidencia externa, tanto más puedo... yo era irreprochable cuando se trataba de la justicia basada en la ley" (Fil 3:4, 6). Entonces Jesús vino a su vida, lo dejó ciego (Hch 9:3-9), y él se arrepintió de su orgullosa, sobre generosa evaluación de sí mismo. ¿Eres como Pablo de alguna manera? ¿Hay algún orgullo en tus logros que te aleja del Señor?
Pablo se dio cuenta de que él no era nada sin Cristo. En su lucha consigo mismo y con otros por el cumplimiento de las normas lo estaba llevando a ninguna parte. Él se entregó a Cristo, viviendo solo para Él (Gal 2:20). Pablo declaró que la realización completa y total de su vida era "el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por Él he sacrificado todas las cosas, a las que considero como desperdicio, con tal de ganar a Cristo" (Fil 3:8).
Después de encontrarse con Cristo resucitado, Pablo aconsejó a sus amigos: "yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos como una víctima viva, santa y agradable a Dios" (Rom 12:1). Y añadió, "no se estimen más de lo que conviene; pero tengan por ustedes una estima razonable" (Rom 12:3). Con su nuevo corazón, Pablo proclamó: "a fin de llegar, si es posible, a la resurrección de entre los muertos" (Fil 3:11). Y el Señor se alegró, cuando el que se había perdido, fue encontrado (Lc 15:6,10).
Oración: Padre, que pueda vivir y respirar para una audiencia de Uno, viviendo mi vida enteramente para Ti.
Promesa: "Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte" (Lc 15:10).
Alabanza: San Martín fue un amigo cercano de santa Rosa de Lima. Él se entregó totalmente para servir a los más pobres de entre los pobres.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 28 de junio de 2016.
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