el ciclo pentecostal
"Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen" (Juan 20:22-23).
¡Ven, Espíritu Santo! ¡Feliz Pentecostés! ¡Feliz cumpleaños a la Iglesia! ¡Aleluya!
Antes de recibir el Espíritu Santo, debemos arrepentirnos del pecado (Hch 2:38). Después de recibir el Espíritu, hemos de proclamar a las naciones el arrepentimiento y el perdón de los pecados (Lc 24:47). Después que Jesús dio el Espíritu Santo a los líderes de la Iglesia, ordenó: "Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan" (Jn 20: 22-23). En resumen, antes de recibir el Espíritu, debemos comenzar a sacar los tablones de pecado de nuestra vida (Mt 7:5). Después de recibir el Espíritu, debemos sacar las manchas del pecado de los ojos de los demás (Mt 7:5).
Cuando nos arrepentimos y tratamos de quitar los pecados de otros advirtiéndoles (ver Ez 3:18; 33:8) y orando por ellos (1 Jn 5:16), nos damos más cuenta de nuestra necesidad de un mayor arrepentimiento. Este mayor arrepentimiento nos abre para recibir el Espíritu Santo en maneras superiores. Luego, nos unimos de nuevo con el Espíritu para convencer al mundo del pecado (Jn 16:8) y ayudar a los demás, incluso a que acepten la gracia de Dios y sean liberados del pecado. Al ver a los demás condenados por el pecado, nosotros mismos nos convertimos en condenados. Nos arrepentimos más y recibimos el Espíritu más profundamente. Así pues, tenemos un ciclo que se traduce cada vez más en la vida en el Espíritu. Al obedecer a Mateo 7:5, podemos tener un continuo y cada vez mayor Pentecostés. ¡Ven, Espíritu Santo!
Oración: Padre, gracias por el privilegio de arrepentirnos y guiar a otros para que hagan lo mismo. ¡Ven, Espíritu Santo!
Promesa: "Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo" (Hch 2:3-4).
Alabanza: Te alabo, Señor, por enviar al Espíritu para instruirnos en todas las cosas (Jn 14:26). ¡Aleluya!
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 21 de enero de 2016.
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