vista para ojos adoloridos
"Dios no mira como mira el hombre; porque el hombre ve las apariencias, pero Dios ve el corazón" (1 Samuel 16:7).
Hay una forma humana de ver las cosas y otra divina. Debido a que hemos sido bautizados en Cristo, que es Dios, podemos participar de ese modo divino de ver las cosas (ver 2 Pe 1:4). Sin embargo, solo tendremos "los ojos de nuestros corazones" iluminados por Dios (Ef 1:18) si vivimos nuestro bautismo. Y esto significa:
- amar a Dios, a nuestros hermanos en Cristo, a nuestros vecinos e incluso a nuestros enemigos, porque "el que no ama a su hermano, está en las tinieblas y camina en ellas, sin saber a dónde va, porque las tinieblas lo han enceguecido" (1 Jn 2:11),
- rechazar los caminos del mundo para evitar ser cegado por el dios de este siglo (2 Co 4:4), es decir, el humanismo secular,
- confesarse regularmente a fin de no ser cegado por el pecado,
- ser rechazado por los ciegos de su propia ceguera (ver Jn 9:22; 9:39-41)
- ver a Jesús como Él es (1 Jn 3:2), y
- finalmente, ver a Dios "cara a cara" (1 Co 13:12).
"Jesús dijo: 'He venido a este mundo para un juicio: para que vean los que no ven y queden ciegos los que ven' " (Jn 9:39). "Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven" (Mt 13:16).
Oración: Padre, que al renovar las promesas del bautismo en tres semanas, pueda ver con la plenitud de mis gracias bautismales.
Promesa: "Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará" (Ef 5:14).
Alabanza: "Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo".
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 30 de noviembre de 2016.
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