abrumados
"Su madre y sus hermanos fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la multitud" (Lucas 8:19).
¿Cuántos de nosotros estamos abrumados? Nuestras vidas, mentes y horarios están llenos. Tenemos tantas demandas que nos presionan. Apenas podemos respirar. Nos sentimos impedidos de acercarnos a Jesús. Parece que no podemos alcanzarlo. Nos sentimos mirando de afuera hacia adentro (Lc 8:20).
¿Qué podemos hacer antes de ser aplastados por la multitud? Podemos obedecer a Jesús, escuchar la Palabra de Dios, practicarla (Lc 8:21) y entregar nuestras vidas, mentes y tiempo al Señor. Jesús nos da el tiempo necesario para hacer lo que tenemos que hacer. Él nunca nos sobrecarga, aunque a veces lo sabemos solo por fe y no por la vista (2 Co 5:7). "Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol" (Ecl 3:1). Jesús nos da suficiente fortaleza (Fil 4:13) para hacer aquello que estamos llamados a realizar.
Jesús promete: "Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio" (Mt 11:28-29). En lugar de que la multitud nos aleje de Jesús, Él nos mantiene alejados de la muchedumbre y de la confusión mundana.
Oración: Jesús, que mi relación personal contigo me impida estar abrumado.
Promesa: "Los ancianos de los judíos llevaron adelante la obra, bajo el impulso del profeta Ageo y de Zacarías" (Esd 6:14)
Alabanza: Los santos Cosme y Damián acogieron a los pequeños de Dios brindando atención médica gratuita a los necesitados. Fueron martirizados en Siria por su fe.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 15 de mayo de 2017.
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