ya vienen los ungidos
"No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido del Señor" (1 Samuel 24:11).
Saúl estaba buscando a David para matarlo (1 Sm 24:12). A pesar de esto, David se niega a matar a Saúl cuando este se encontró indefenso ante él (1 Sm 24:8). Aunque David no le importaba matar a sus enemigos, aun cuando estaban indefensos, él no mató a Saúl porque era el "ungido del Señor" (1 Sm 24:7, 11). David incluso "le remordió la conciencia, por haber cortado de Saúl" porque era "el ungido del Señor" (1 Sm 24:6)
En algunas de las profecías del Antiguo Testamento, el Señor prometió la venida de "Su Ungido", el Cristo, el Mesías, Quien definitivamente salvaría a Israel de sus enemigos. Jesús es el cumplimiento de esa profecía. Él es el Cristo, y los que hemos sido Bautizado en Él (ver Rom 6:3) compartimos también Su unción. Somos "los ungidos", es decir, los cristianos (ver 1 Jn 2:27). Tenemos gran dignidad en Su unción. Los cristianos somos las personas más importantes del mundo, y debemos ser tratados con reverencia, con una reverencia aun mayor que la que le tenía David a Saúl. Con profundo respeto, demos nuestras vidas por amor a Cristo, el Ungido y a los cristianos que son también ungidos (ver 1 Jn 3:16).
Oración: Padre, permíteme ser sumiso a otros cristianos por amor y respeto hacia Ti (ver Ef 5:21).
Promesa: "Jesús instituyó a doce para que estuvieran con Él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios" (Mc 3:14-15).
Alabanza: Max no volvió a creer la mentira que los actos homosexuales son correctos. Él aceptó la gracia de vivir en castidad. Y entonces comenzó a llevar a Jesús a las personas con tendencias similares.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de julio de 2017.
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