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Domingo, 5 de agosto de 2018

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18vo domingo de T. Ordinario


Éxodo 16:2-4, 12-15
Efesios 4:17, 20-24
Salmos 78:3-4, 23-25, 54
Juan 6:24-35

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Reflexiones Similares

¡coman! ¡coman!

"Les dio de comer el pan bajado del cielo" (Juan 6:31).

La lectura del Evangelio de hoy del capítulo sexto de San Juan empieza con el famoso discurso de Jesús acerca del Pan de Vida, el cual vamos a leer durante cuatro domingos consecutivos. Hay una clara e intencionada progresión en las palabras de Jesús acerca de nuestra respuesta a este Pan celestial.

En la primera parte del discurso, Jesús enfatiza que debemos creer que Él es el Pan de Vida. La palabra "creer" se usa cuatro veces desde el versículo 29 al 47. Jesús enseña que debemos creer en Él y, en consecuencia, creer las verdades que está revelando. "Yo soy el Pan de Vida. El que viene a Mí jamás tendrá hambre; el que cree en Mí jamás tendrá sed" (Jn 6:35).

Jesús hace una transición abrupta e intencional en la segunda mitad del discurso. Deja de usar la palabra "creer" y empieza a usar verbos y nombres que se refieren al hecho de comer y beber. En los subsiguientes nueve versos, del 50 al 58, los verbos "comer y beber" o los nombres "comida y bebida" se usan repetidamente. "Si alguien come de este pan vivirá para siempre" (Jn 6:51). "Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben Su sangre, no tendrán Vida en ustedes" (Jn 6:53). "El que coma de este pan vivirá eternamente" (Jn 6:58).

Jesús afirma claramente que cualquiera que crea en Él será capaz de dar el siguiente paso y comer Su carne eucarística. Sus primeros oyentes comprendieron exactamente la progresión que Jesús estaba realizando; pero rechazaron obedecer y comer (Jn 6:60ss). ¿Y tú? ¿Qué vas a hacer tú para responder a estas palabras de Jesús tan claras? "A menos que coman…"

Oración:  Padre, todos los días, o tan menudo como sea posible, abriré bien la boca para que Tú la puedas llenar con la comida de Tu cuerpo y sangre eucarísticos (Sal 81:11, 17).

Promesa:  "Hizo llover sobre ellos el maná, les dio como alimento un trigo celestial" (Sal 78:24).

Alabanza:  Te alabamos, Cristo resucitado, por darnos al Espíritu Santo y a Ti mismo en la Eucaristía. ¡Aleluya!

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de enero de 2018

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