lo mejor para el último
"Son tres los que dan testimonio: el Espíritu, el agua y la sangre" (1 Juan 5:7-8).
Ser bautizado en el Espíritu Santo significa sumergirse en el Espíritu Santo y, por lo tanto, en el Padre y el Hijo (ver Mt 28:19). Esto significa que ya no estamos inmersos en nuestras propias preocupaciones, sentimientos y pensamientos, sino que hemos muerto a nosotros mismos (ver Lc 9:23). Ser bautizado en el Espíritu es ser crucificado con Cristo (Gál 2:19-20) y "no vivir más" para nosotros sino para Él (2 Co 5:15). Sabiendo esto, ¿todavía orarás: "Ven, Espíritu Santo"?
El Espíritu Santo testifica, es decir, da testimonio de Jesús (1 Jn 5:6; Jn 15:26). La palabra para "testigo" en griego es "mártir". Esto muestra que los testigos de Jesús a menudo son perseguidos o incluso asesinados, como lo fue Jesús. Si oras por el Espíritu Santo, te estás presentando como voluntario para ser un testigo de Jesús. Te estás metiendo en problemas, poniéndote en peligro y arriesgando tu vida. Sin embargo, ¿orarás: "Ven, Espíritu Santo"?
¿Tendrás el verdadero Espíritu de Navidad, el Espíritu Santo? Tendrás el Espíritu tan solo cuanto mueras a ti mismo y aceptes la cruz. En este nuevo año, ora, ¡Ven, Espíritu Santo!
Oración: Padre, en esta Epifanía, dame el Espíritu de Navidad sin importar nada. Que desee más el Espíritu que el placer, la comodidad y la aceptación de los demás.
Promesa: "El que está unido al Hijo, posee la Vida; el que no lo está, no tiene la Vida. Les he escrito estas cosas, a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios para que sepan que tienen la Vida Eterna" (1 Jn 5, 12-13).
Alabanza: Sara mantuvo la fe durante todos sus noventa años.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de junio de 2018
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