boca poderosa
"No elogies a nadie antes de oírlo razonar, porque allí es donde se prueban los hombres" (Eclesiástico 27:7).
Cuando abrimos nuestras bocas y hablamos, abrimos nuestro yo interior y revelamos públicamente:
- nuestra "abundancia del corazón" (Lc 6:45),
- nuestras faltas y pecados (Eclo 27:4), y
- la índole de nuestras mentes (Eclo 27:6).
Por lo tanto,
- seamos "lentos para hablar" (Stg 1:19),
- no hablemos demasiado (Prov 10:19), y
- "No profieran palabras inconvenientes; al contrario, que sus palabras sean siempre buenas, para que resulten edificantes cuando sea necesario y hagan bien a aquellos que las escuchan" (Ef 4:29).
"Todos faltamos de muchas maneras. Si alguien no falta con palabras es un hombre perfecto, porque es capaz de dominar toda su persona" (Stg 3:2). En esta próxima Cuaresma, deje que Jesús sea el Señor de su boca, el Espíritu Santo purifique su lengua, y el Padre sea glorificado por cada una de sus palabras.
Oración: Padre, abriré mi boca para que Tú la llenes (ver Sal 81:11).
Promesa: Tenemos "la certidumbre de que los esfuerzos que realizan por Él no serán vanos" (1 Co 15:58).
Alabanza: ¡Aleluya! ¡Jesús ha resucitado! Él nos resucitará de entre los muertos si creemos en Él (Jn 11:26). ¡Aleluya!
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 16 de julio de 2018
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