de la vanidad a la trinidad
“¡Vanidad, pura vanidad!, dice Cohélet. ¡Vanidad, pura vanidad!” (Eclesiastés 1:2).
Salomón era el hombre más erudito, rico y posiblemente más poderoso del mundo. Era lo suficientemente sabio como para darse cuenta de que su vida y todas las vidas no tenían sentido. La vida no tenía sentido. La gente de hoy trata de evitar enfrentarse a una realidad tan sombría por muchas distracciones, adicciones y formas de escapismo, pero esta “carrera loca” solo muestra cuán desesperados estamos.
La única manera de ser salvado de la situación imposible de una vida sin esperanza es ser bautizado en Jesús, recibir una nueva naturaleza y una nueva vida (Rom 6:4), convertirse en hijos o hijas de Dios y miembros de la Iglesia, el cuerpo de Cristo (1 Co 12:27), por el cual compartimos la comunión de los santos. Si estamos viviendo en y para Cristo, cada detalle de nuestras vidas está cargado de significado y amor. Como hijos o hijas de Dios y participantes de la naturaleza divina (2 Pe 1:4), nuestros seres y todo lo que hacemos está en Cristo y en Su cuerpo, la Iglesia. Por lo tanto, nosotros mismos y nuestras acciones se incorporan a la vida divina, la acción y el cumplimiento infinito de la Santísima Trinidad. Nuestras vidas entran en el misterio de Dios. Entonces, el grito de la raza humana cambia de “vanidad” a “Trinidad”.
Por lo tanto, recemos para vivir por fe en la Trinidad y resistir las tentaciones de pecar para que nada ponga en peligro nuestra nueva vida.
Oración: Padre, gracias por cambiar todo al enviar a Jesús y al Espíritu Santo. Te adoro ahora y por siempre. Que pueda compartir esta nueva vida con los desesperanzados.
Promesa: “Enséñanos a calcular nuestros años, para que nuestro corazón alcance la sabiduría” (Sal 90:12).
Alabanza: Ronal y Juana se arrepintieron de tomar sus propias decisiones con respecto al control de la natalidad. Al decidir seguir a la Iglesia por completo, esperan con alegría a su cuarto hijo.
Referencia:
Rescripto: Según el Código de Derecho Canónico, se otorga el Nihil Obstat (no existe impedimento para publicar) a Un Pan, Un Cuerpo por el periodo 1 de agosto al 31 de septiembre de 2020. Otorgado el 11 de febrero de 2020. Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati
El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.