la muerte del tiempo
“Él hizo todas las cosas apropiadas a su tiempo, pero también puso en el corazón del hombre el sentido del tiempo pasado y futuro” (Eclesiastés 3:11).
El autor de Eclesiastés continua su sombría descripción de la vida diciendo: “Hay un momento para todo” (Ecl 3:1). En su opinión, todo está regido por el destino. Nuestra dedicación, creatividad y trabajo duro no significan nada. Son negados por la tiranía del tiempo. Las cosas sucederán cuando estén destinadas a suceder, y no podemos hacer nada al respecto. Entonces, ¿por qué intentarlo? ¿Hay alguna esperanza?
Jesús es la esperanza del mundo. Su resurrección nos ha liberado de la tiranía del tiempo. Bautizados en Jesús y viviendo para Él, nosotros, en nuestra actividad diaria, estamos haciendo una diferencia en lugar de ser engañados. Por lo tanto, lo más importante en el mundo es conocer y amar a nuestro Señor resucitado y luego decidir vivir totalmente para Él y no para nosotros mismos (2 Co 5:14-15). Cuando decidimos entregar nuestras vidas totalmente a Jesús, perdemos nuestros autoengaños y cadenas y recibimos la vida eterna en el Cristo resucitado.
¡Cuán misericordioso ha sido el Señor con nosotros! ¡Qué privilegiados somos de vivir para Él y de tener la gloriosa misión de contarle al mundo acerca de Él, “la Resurrección y la Vida”! (Jn 11:25) Jesús se hizo hombre y entró en el tiempo para que podamos escapar de la tiranía del tiempo. Jesús vendrá por última vez, el ultimo día, y ese será el fin de los tiempos. ¡Ven Señor Jesús! ¡Maranatha! (Ap 22:20)
Oración: Padre, que cada día pueda entrar más a fondo en la vida eterna.
Promesa: “‘Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy Yo?’ Pedro, tomando la palabra, respondió: ‘Tú eres el Mesías de Dios’” (Lc 9:20).
Alabanza: Una llamada cercana a una posible muerte devolvió a Tom a una activa vida de oración.
Referencia:
Rescripto: Ronal y Juana se arrepintieron de tomar sus propias decisiones con respecto al control de la natalidad. Al decidir seguir a la Iglesia por completo, esperan con alegría a su cuarto hijo.
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